miércoles, 4 de abril de 2012
PARA LEER "El Castillo en el aire"
En el Sur de Ingary, Abdullah, un joven y humilde mercader de alfombras, pasa su vida soñando despierto con que es el hijo perdido de un gran príncipe y está destinado a casarse con una princesa.
Pero un día la quietud de su vida se ve truncada con la visita de un extranjero que le vende una alfombra mágica.Desde ese momento se desata una vertiginosa fantasía, en la que nada (o casi nada) es lo que parece, llena de genios contestones, demonios buenos y malos, animales con personanalidades inusuales, persecuciones y un castillo flotante cargado de princesas. Y un final que nos dejará realmente sorprendidos.
Un libro tanto para jóvenes como para mayores amantes de la literatura fantástica.
Pero un día la quietud de su vida se ve truncada con la visita de un extranjero que le vende una alfombra mágica.Desde ese momento se desata una vertiginosa fantasía, en la que nada (o casi nada) es lo que parece, llena de genios contestones, demonios buenos y malos, animales con personanalidades inusuales, persecuciones y un castillo flotante cargado de princesas. Y un final que nos dejará realmente sorprendidos.
Un libro tanto para jóvenes como para mayores amantes de la literatura fantástica.
lunes, 2 de abril de 2012
SOR ISABEL DE VILLENA
Sor Isabel De Villena (1430-1490), religiosa clarisa, autora de varios tratados de espiritualidad.
Nació hacia 1430, en Valencia. Se llamaba Leonor Manuel de Villena, hija natural de Enrique de Villena y Vega, nieto del rey Enrique II de Castilla. No se sabe nada sobre la madre de Sor Isabel, aunque la mayoría de autores dice que fue valenciana. Huérfana a los cuatro años, fue educada por la reina María de Castilla, esposa del rey Alfonso V el Magnánimo, en su palacio de Valencia.El 28 de febrero de 1445 ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad, de religiosas franciscanas clarisas, que había sido fundado por la misma Reina un año antes.Desde el primer momento se esforzó por poner en práctica las virtudes cristianas y se dedicó de modo especial al estudio de la Sagrada Escritura.El 26 de marzo de 1463 fue elegida abadesa del monasterio, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Isabel de Villena fue protagonista del ambiente cultural del Siglo de Oro valenciano.
El panorama cultural de Valencia en aquellos tiempos aparece particularmente animado y complejo. La introducción de la imprenta (1473) y las relaciones con Italia, entre otras causas, determinaron el surgimiento del Renacimiento local, que incluye paradigmáticamente las corrientes ideológicas y científicas más representativas de la época. La abadesa del monasterio de la Santísima Trinidad, desde su clausura, no estuvo ausente del movimiento literario que hubo en su época, y reunió en su convento una buena biblioteca.Escribió la Vita Christi, obra que desarrolla los misterios de Cristo, desde la Concepción Inmaculada de su Madre hasta la Ascensión del Señor. Escrita en valenciano, con estilo elegante, con cláusulas doctas y con gran expresividad de lenguaje. Adquiere especial significación la simpatía con que trata a las mujeres del Evangelio, sobre todo a María Magdalena, y el protagonismo que les concede. Dedicó la obra a la reina Isabel la Católica, que deseaba con interés leerla. Se imprimió por vez primera el 22 de agosto de 1497, por orden de sor Aldonza Monsoriu, sucesora de Isabel de Villena como abadesa de su monasterio.Escribió también unos sermones y la obra mística Speculum animae, que no han llegado a la actualidad.A instancias suyas Jaime Pérez, obispo auxiliar de Valencia, escribió un comentario al Magníficat en 1485, que se lo dedicó.
Falleció piadosamente el 2 de julio de 1490.
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viernes, 30 de marzo de 2012
MARÍA DE MAEZTU
María de Maeztu está considerada como la mayor activista por la instrucción de la mujer en España durante el primer tercio del siglo XX.
Su fervor asociacionista la llevó a impulsar y dirigir “La Residencia Internacional de Señoritas”, ser responsable de la “Sección Primaria del Instituto Escuela”, fundar junto a Clara Campoamor la “Asociación de Mujeres Universitarias” y presidir el “Lyceum Club Femenino”.
María de Maeztu Whitney, nació en Vitoria el 18 de julio de 1881. Pronto se queda huérfana de padre, desgracia familiar que asentará la estrecha y afectuosa relación con su madre Juana, y con sus cuatro hermanos: Ramiro, Angela, Miguel y Gustavo. Para poder hacer frente a la repentina viudez y a las necesidades de sus hijos, Juana monta una residencia de señoritas en Bilbao donde su hija María colabora y comienza a sentir la vocación pedagógica que habría de marcar toda su vida.
María de Maeztu perteneció a la Institución Libre de Enseñanza y tuvo entre sus maestros a Unamuno en la Universidad de Salamanca y Ortega y Gasset en la de Madrid. Se licencia en Magisterio y Derecho y desde el año 1902 comienza a ejercer la docencia. Muy pronto se revela como una conferenciante de gran elocuencia, capaz de impartir sus doctrinas pedagógicas y feministas por Gran Bretaña, Estados Unidos, Méjico, Cuba , Argentina y distintas ciudades españolas. El conocimiento de idiomas, poco frecuente en la España de entonces, le valió ejercer un papel de embajadora y situarse en una posición privilegiada para representar a España en Congresos Internacionales e importar los ejemplos de asociacionismo feminista de tipo anglosajón.
María de Maeztu perteneció a la Institución Libre de Enseñanza y además de sus convicciones por la igualdad en derechos y deberes de las mujeres, participó del espíritu de una época en la que se le otorgaba a la pedagogía un papel esencial en la sociedad, considerada como el verdadero motor del progreso. María se situó en una corriente regeneracionista que puso en práctica desde sus comienzos como maestra de escuela.
MARIA DE MAEZTU
“Es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro.”
Instauró las clases al aire libre, las cantinas y las colonias de verano, además de apostar por una educación laica, hecho que habría de granjearle numerosos enemigos.
MARIA DE MAEZTU
“No hemos dedicado en el horario una sesión para la enseñanza dogmática de la moral, porque creémos que en estos primeros años de vida escolar, la maestra debe aprovechar todas las oportunidades que se presentan en clase para que los niños se vayan formando en las normas de conducta que han de orientar su vida. Nos hemos preocupado muy sinceramente de formar el sentimiento religioso de los niños como parte esencial de nuestra labor educadora.”
En 1915 funda en Madrid, en la calle Fortuny, la “Residencia Internacional de Señoritas” que mantuvo una estrecha relación con la Residencia de Estudiantes, presidida por Ramón y Cajal. De hecho fue en la calle Fortuny donde García Lorca leyó por primera vez su “Poeta en Nueva York”. María de Maeztu pretendía con esta residencia femenina, dar la oportunidad a jóvenes mujeres, que venían de la provincia o del extranjero, de estudiar en un ambiente adecuado, además de ofrecer a los padres la seguridad y el control que hasta el momento sólo encontraban en asociaciones católicas.
MARIA DE MAEZTU
“Es verdad que pongo toda mi alma en esta obra; nunca en la vida me interesé por nada tanto como por estas muchachas. Hoy son ellas todos mis amores. Creo, con toda sinceridad, que mi vida vale bien poca cosa en comparación con la obra, y por eso no importa sacrificarla.”
Como gran activista que era, María de Maeztu consiguió compatibilizar la Residencia con la creación del Instituto-Escuela de Segunda Enseñanza, en el que puso en práctica todas sus ideas pedagógicas y que habría de convertirse en un lugar de elite, en el que estudiaron los hijos de Negrín, Madariaga, Azcárate o Casares Quiroga. Pero además de su vocación pedagógica, María no podía dejar a un lado la militancia feminista que la llevó a fundar y presidir desde 1926, el Lyceum Club Femenino que tenía como objetivo fomentar el espiritu colectivo de las mujeres y proporcionar un lugar abierto, en el que tuvieran también cabida mujeres casadas que no querían tener como único horizonte las paredes del hogar. Fue también llamado el club de “las maridas”, porque en ella confluyeron varias esposas de personajes de la época, especialmente de las élites intelectuales. En el Lyceum participaron Victoria Kent, Margarita Nelken, Zenobia Camprubí, Mabel Pérez de Ayala y la presidencia honorífica la ostentaba la reina Victoria Eugenia y la Duquesa de Alba.
Pero todas estas iniciativas, todo el trabajo de tantos años, todos los sueños que animaban a María de Maeztu a seguir con su labor, se vieron truncados en el año 36’ por el inicio de la Guerra Civil y, sobre todo, por el fusilamiento de su hermano Ramiro, un intelectual de derechas, que había sido encarcelado al principio de la contienda por los republicanos. Como homenaje postrero, María escribió los que debieron ser sus pensamientos en las últimas horas antes de la ejecución.
MARÍA DE MAEZTU
“Solo, abandonado, no ha tenido una mano amiga que cerrara sus ojos ni que cubriera de flores su cuerpo. En ese amanecer del 7 de Noviembre del 36 estaba sólo, y para colmo de traición, sus verdugos se empeñaron en negar su muerte. ¿Dónde está Maeztu?, preguntan en Londres quienes le admiraron y escucharon su palabra con deleite. ¿Dónde está Ramiro?, pregunta su madre, su mujer, su hijo. ¿Dónde está el maestro?, preguntan los discípulos que ha ido dejando a su paso por el mundo. ¿Dónde está el hombre, el apóstol, el profeta, el precursor? pregunto yo. ¿Qué habéis hecho de él?”
Tras el fusilamiento de su hermano María se marchó lo más lejos posible, y acabó en Buenos Aires donde fue acogida enla Universidad para encargarse de Didáctica. Después de haber perdido aquello que más le importaba, material y espiritualmente, conservó un valor intacto para el trabajo y una sorprendente vitalidad. Le concedieron una cátedra, la de Historia de la Educación, que mantuvo hasta su muerte. Volvió una única vez a España, en el año 45’, por asuntos personales o quizá con la secreta esperanza de reemprender su labor en la residencia. Pero María, para los franquistas, tenía un pasado muy dudoso y, a pesar de ser hermana de Ramiro, no se escuchan sus peticiones. Decide volver a Buenos Aires y desde allí realiza su testamento en el que María, después de afirmar su fe católica, se expresa en los términos siguientes:
MARIA DE MAEZTU
“No considero como enemigos mios más que a los que impidieron, y estorbaron, que yo volviese a ocupar mi puesto en España. Aquellos que fomentaron en España la incultura, además del mal irreparable que a mi me hicieron, por no dejarme proseguir mi obra educativa."
María de Maeztu falleció repentinamente, el 7 de Enero de 1948, de una angina de pecho. Fue trasladada a España y enterrada con todos los honores, en el panteón familiar de Estella, en Navarra.
Su fervor asociacionista la llevó a impulsar y dirigir “La Residencia Internacional de Señoritas”, ser responsable de la “Sección Primaria del Instituto Escuela”, fundar junto a Clara Campoamor la “Asociación de Mujeres Universitarias” y presidir el “Lyceum Club Femenino”.
María de Maeztu Whitney, nació en Vitoria el 18 de julio de 1881. Pronto se queda huérfana de padre, desgracia familiar que asentará la estrecha y afectuosa relación con su madre Juana, y con sus cuatro hermanos: Ramiro, Angela, Miguel y Gustavo. Para poder hacer frente a la repentina viudez y a las necesidades de sus hijos, Juana monta una residencia de señoritas en Bilbao donde su hija María colabora y comienza a sentir la vocación pedagógica que habría de marcar toda su vida.
María de Maeztu perteneció a la Institución Libre de Enseñanza y tuvo entre sus maestros a Unamuno en la Universidad de Salamanca y Ortega y Gasset en la de Madrid. Se licencia en Magisterio y Derecho y desde el año 1902 comienza a ejercer la docencia. Muy pronto se revela como una conferenciante de gran elocuencia, capaz de impartir sus doctrinas pedagógicas y feministas por Gran Bretaña, Estados Unidos, Méjico, Cuba , Argentina y distintas ciudades españolas. El conocimiento de idiomas, poco frecuente en la España de entonces, le valió ejercer un papel de embajadora y situarse en una posición privilegiada para representar a España en Congresos Internacionales e importar los ejemplos de asociacionismo feminista de tipo anglosajón.
María de Maeztu perteneció a la Institución Libre de Enseñanza y además de sus convicciones por la igualdad en derechos y deberes de las mujeres, participó del espíritu de una época en la que se le otorgaba a la pedagogía un papel esencial en la sociedad, considerada como el verdadero motor del progreso. María se situó en una corriente regeneracionista que puso en práctica desde sus comienzos como maestra de escuela.
MARIA DE MAEZTU
“Es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro.”
Instauró las clases al aire libre, las cantinas y las colonias de verano, además de apostar por una educación laica, hecho que habría de granjearle numerosos enemigos.
MARIA DE MAEZTU
“No hemos dedicado en el horario una sesión para la enseñanza dogmática de la moral, porque creémos que en estos primeros años de vida escolar, la maestra debe aprovechar todas las oportunidades que se presentan en clase para que los niños se vayan formando en las normas de conducta que han de orientar su vida. Nos hemos preocupado muy sinceramente de formar el sentimiento religioso de los niños como parte esencial de nuestra labor educadora.”
En 1915 funda en Madrid, en la calle Fortuny, la “Residencia Internacional de Señoritas” que mantuvo una estrecha relación con la Residencia de Estudiantes, presidida por Ramón y Cajal. De hecho fue en la calle Fortuny donde García Lorca leyó por primera vez su “Poeta en Nueva York”. María de Maeztu pretendía con esta residencia femenina, dar la oportunidad a jóvenes mujeres, que venían de la provincia o del extranjero, de estudiar en un ambiente adecuado, además de ofrecer a los padres la seguridad y el control que hasta el momento sólo encontraban en asociaciones católicas.
MARIA DE MAEZTU
“Es verdad que pongo toda mi alma en esta obra; nunca en la vida me interesé por nada tanto como por estas muchachas. Hoy son ellas todos mis amores. Creo, con toda sinceridad, que mi vida vale bien poca cosa en comparación con la obra, y por eso no importa sacrificarla.”
Como gran activista que era, María de Maeztu consiguió compatibilizar la Residencia con la creación del Instituto-Escuela de Segunda Enseñanza, en el que puso en práctica todas sus ideas pedagógicas y que habría de convertirse en un lugar de elite, en el que estudiaron los hijos de Negrín, Madariaga, Azcárate o Casares Quiroga. Pero además de su vocación pedagógica, María no podía dejar a un lado la militancia feminista que la llevó a fundar y presidir desde 1926, el Lyceum Club Femenino que tenía como objetivo fomentar el espiritu colectivo de las mujeres y proporcionar un lugar abierto, en el que tuvieran también cabida mujeres casadas que no querían tener como único horizonte las paredes del hogar. Fue también llamado el club de “las maridas”, porque en ella confluyeron varias esposas de personajes de la época, especialmente de las élites intelectuales. En el Lyceum participaron Victoria Kent, Margarita Nelken, Zenobia Camprubí, Mabel Pérez de Ayala y la presidencia honorífica la ostentaba la reina Victoria Eugenia y la Duquesa de Alba.
Pero todas estas iniciativas, todo el trabajo de tantos años, todos los sueños que animaban a María de Maeztu a seguir con su labor, se vieron truncados en el año 36’ por el inicio de la Guerra Civil y, sobre todo, por el fusilamiento de su hermano Ramiro, un intelectual de derechas, que había sido encarcelado al principio de la contienda por los republicanos. Como homenaje postrero, María escribió los que debieron ser sus pensamientos en las últimas horas antes de la ejecución.
MARÍA DE MAEZTU
“Solo, abandonado, no ha tenido una mano amiga que cerrara sus ojos ni que cubriera de flores su cuerpo. En ese amanecer del 7 de Noviembre del 36 estaba sólo, y para colmo de traición, sus verdugos se empeñaron en negar su muerte. ¿Dónde está Maeztu?, preguntan en Londres quienes le admiraron y escucharon su palabra con deleite. ¿Dónde está Ramiro?, pregunta su madre, su mujer, su hijo. ¿Dónde está el maestro?, preguntan los discípulos que ha ido dejando a su paso por el mundo. ¿Dónde está el hombre, el apóstol, el profeta, el precursor? pregunto yo. ¿Qué habéis hecho de él?”
Tras el fusilamiento de su hermano María se marchó lo más lejos posible, y acabó en Buenos Aires donde fue acogida enla Universidad para encargarse de Didáctica. Después de haber perdido aquello que más le importaba, material y espiritualmente, conservó un valor intacto para el trabajo y una sorprendente vitalidad. Le concedieron una cátedra, la de Historia de la Educación, que mantuvo hasta su muerte. Volvió una única vez a España, en el año 45’, por asuntos personales o quizá con la secreta esperanza de reemprender su labor en la residencia. Pero María, para los franquistas, tenía un pasado muy dudoso y, a pesar de ser hermana de Ramiro, no se escuchan sus peticiones. Decide volver a Buenos Aires y desde allí realiza su testamento en el que María, después de afirmar su fe católica, se expresa en los términos siguientes:
MARIA DE MAEZTU
“No considero como enemigos mios más que a los que impidieron, y estorbaron, que yo volviese a ocupar mi puesto en España. Aquellos que fomentaron en España la incultura, además del mal irreparable que a mi me hicieron, por no dejarme proseguir mi obra educativa."
María de Maeztu falleció repentinamente, el 7 de Enero de 1948, de una angina de pecho. Fue trasladada a España y enterrada con todos los honores, en el panteón familiar de Estella, en Navarra.
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